Con el libro electrónico, vuelta a la biblioteca


¿Quién se está beneficiando de forma inesperada de la llegada del libro electrónico? Las bibliotecas públicas, ese edificio que ya no visitábamos. Al menos en EE.UU. y Reino Unido, donde muchas de ellas ofrecen la posibilidad de descargar libros electrónicos que pueden leerse durante 14 días. Basta con tener un carnet y descargar los archivos, normalmente en formato EPUB y protegidos con DRM, desde la web. Ni siquiera hay que salir de casa.

Según el Daily Telegraph (el mismo diario que dijo que el libro electrónico acabará con el alma de los autores y sus obras) los municipios que han añadido el servicio de alquiler de libros electrónicos están viendo como se dispara el interés por sacarse el carnet de la biblioteca. Estos libros no sólo pueden leerse en libros de tinta electrónica, sino también en PCs corrientes o dispositivos móviles con al ayuda del software adecuado.

Para la biblioteca son una propuesta atractiva porque a diferencia de los libros de papel no se desgastan con el uso. Para los usuarios el papel sigue siendo más atractivo pero los textos electrónicos también tienen sus ventajas, como la posibilidad de agrandar el texto para leer, algo que ha llevado a algunas bibliotecas del Reino Unido a estudiar el alquiler de lectores de libros electrónicos a personas mayores.

Después de probar unas semanas un servicio similar tengo que reconocer que las ventajas del libro electrónico como producto de alquiler son enormes. He comprado libros electrónicos en el pasado pero considero que es arriesgado por la falta de estándares y lo cerrados que son los sistemas de DRM (es de chiste, en serio, que por fin podamos comprar música sin DRM y sigamos teniendo que tragar con ellos en libros y películas). No estoy del todo seguro si mis libros electrónicos sobrevivirán una década y el precio no siempre justifica la decisión, hoy mismo he comprado tres libros impresos en papel en Amazon con un precio total muy inferior al que hubiese tenido que pagar por la versión electrónica, y los tres son relativamente recientes.

Con los libros de papel, el alquiler tiene el problema de la visita a la biblioteca para recogerlos y devolverlos. El día para devolver un libro es el que te toca trabajar hasta las 11, hace frío y llueve. Malditas las ganas de ir.

¿Quiénes no están contentos con esta idea? Por supuesto las editoriales, algunas de las cuales incluso se niegan a dar sus libros en versión electrónica a las bibliotecas. Eliminadas las incomodidades y pudiendo alquilar desde casa temen que se resientan las ventas de libros. Las bibliotecas manejan los libros electrónicos como los de papel, es decir, que hay un número limitado de copias y si tienen éxito hay que esperar, pero aún así es un proceso muy cómodo.

A mí, además, me ha permitido redescubrir las bibliotecas, en las que no ponía un pie desde que dejé la Universidad. De verdad, estoy encantado. Hoy en día, al menos aquí, el catálogo de las bibliotecas es impresionante, se pueden encargar y reservar los libros, CD y DVD por Internet (sólo hay que pasar a recogerlo) y los préstamos interbibliotecarios han dejado de ser un laberinto burocrático. Si quiero un DVD y mi biblioteca del barrio no lo tiene, lo pide a la más cercana y me avisan con un correo cuando llega (en dos días). Estoy pensando en cancelar mi suscripción a Netflix. ¿Lo mejor? Como pocos usan hoy en día estas instalaciones suelo tener todo lo que pido con facilidad. Casi da pena saber que con el libro electrónico aumentarán los registrados.

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